top of page
Captura%20de%20pantalla%202020-03-11%20a

MAESTRO INSIGNE DE COLOMBIA  -  Eduardo Ortiz 

Don Sergio Elías Ortiz Cortés al cumplir sus bodas de oro como Maestro en 1968, el Congreso de Colombia mediante proposición gratitoria, lo declara: “Maestro Insigne de Colombia”

Nace el 8 de mayo de 1894 en la ciudad de Pasto, en una habitación del barrio “Río Blanco”. Hijo de Doña Concepción Cortés Torres viuda de Ortiz y Sergio Salvador Ortiz Salem, quien murió un mes antes del nacimiento en un accidente. Del segundo matrimonio de Doña Concepción se cuentan sus hermanos: Clara, Carmela y Manuel Ibarra Cortes a quienes Sergio Elías atendió y ayudó en su formación.

Estudió en el colegio San Camilo de los Hermanos Maristas de Popayán, donde aprendió francés, inglés, latín y alemán; algún tiempo después dominó el español, árabe, italiano y portugués.
En octubre de 1912 se matriculó en la Escuela Normal de Varones de Pasto y obtuvo en julio de 1917 el grado de “Maestro de Escuela Superior; durante su tiempo como estudiante se destacó en “la Sabatina”, donde expuso un estudio sobre las “tribus indígenas en Nariño” en presencia de los diputados de la asamblea y una selecta concurrencia.

Sergio Elías Ortiz Cortés escribió su primer artículo en el periódico “Adelante” titulado “Cómo marcha la institución pública en Nariño”.

Indudablemente el mejor alumno, líder, exigente y deseoso de garantías, colocó su última impronta de excelencia como estudiante presentando el trabajo de grado en “Educación estética” tesis-ensayo laureado por el jurado calificador. En busca de la excelencia académica y la disciplina investigativa, Sergio Elías se unió a Temístocles Pérez Delgado y Luis Samuel Fajardo para realizar autopreparación literaria y mejoramiento académico mediante lectura de libros, crítica y producción de ensayos.

Inicio su labor como profesor de primaria en 1918 en la Escuela de San Sebastián del Barrio “la Panadería” en Pasto; posteriormente fue maestro en la ciudad de Ipiales; para el año de 1919 llegó como profesor al municipio de Sandoná donde conoce a Doña Rosa Florinda Cabrera Montezuma, con quien se casa el 28 de junio de 1920 y forma su familia con 12 hijos: Alfonso, Inés Dolores, Laurencio, Edmundo, Lucia, Stella, Sergio, Juan, Eduardo, Vicente, Francisco y Alejandro.

En 1924 la Asamblea Departamental lo invita al debate “Estado de la educación en Nariño”; en este espacio sustentó la defensa de los educadores y propuso la creación de la “Federación de maestros del departamento de Nariño”, la cual tuvo eco a nivel local y en el Ministerio de Educación nacional.

En consecuencia con sus palabras, su camino como maestro lo llevó a ocupar cargos como: profesor de la Escuela Normal de Varones; de la Escuela Normal de señoritas, del Colegio de la Inmaculada, del Liceo de la Universidad de Nariño, del Colegio San Francisco Javier y del Seminario Diocesano, (donde se desempeñó como único profesor laico); profesor y presidente de la junta directiva del Colegio Santa Teresita; rector del Instituto Juanambú en el municipio de La Unión; rector del Colegio Sucre de Ipiales;

también se desempeñó como profesor en el Liceo Nacional Antonia Santos, el Liceo Policarpa Salavarrieta y el Colegio Santiago Pérez; de la Ciudad de Bogotá.
Sergio Elías Ortiz Cortés, fue profesor y rector de la Universidad de Nariño; catedrático de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH); de la Escuela de Bibliotecología de la Biblioteca Luis Ángel Arango y trabajó en la reapertura de la Universidad Santo Tomas, lo cual se consiguió hacer en el año de 1964, por esto fue llamado el “Ilustre fundador”.

Aparte de su carrera docente, Sergio Elías se desempeñó como Director de Educación Pública de Nariño e Inspector Nacional de Educación Secundaria.

Realizó el curso de especialización en “Lingüística Indígena” en el Instituto Etnológico Nacional dirigido por el antropólogo francés Paul Rivet, de quien se convirtió en consejero y amigo predilecto. Aparte trabajó con el antropólogo austriaco Gerardo Reichel Dolmatoff en el Instituto de Antropología.

En la ciudad de Popayán los lingüistas Marcelino de Castelvi y Leopoldo Van Zinder lo guiaron para continuar sus estudios de lenguas indígenas, por lo cual labora en el Instituto Etnológico Nacional como Antropólogo Investigador y Jefe de la sección de Lingüística indígena, del Instituto de Antropología Nacional.

Como resultado de todos sus esfuerzos e investigaciones, la universidad de Nariño en 1954 le otorgó el título de Doctor Honoris Causa en Ciencias Sociales.

Su destreza en la música, interpretando el violín, lo llevó a formar parte de la Orquesta Sinfónica de Pasto en los actos conmemorativos del primer centenario de la muerte del Libertador el 17 de diciembre de 1930; tiempo después en 1956, bajo la dirección del maestro Rito A. Mantilla, organiza el Festival Mozart para celebrar el bicentenario del nacimiento del ilustre maestro austriaco; el gobierno de este país le otorgó la gran condecoración Wolfgang Amadeus Mozart en 1957.

Se destacó en el juego de Ajedrez, siendo en 1933 el único que vence al campeón europeo Boris Troyb de Rumania, quien enfrentó a 27 tableros; en 1954 vuelve a ganar en compañía de su hijo Sergio, al campeón colombiano Miguel Cuellar Gacharna, quien jugo contra 40 tableros, ganando 38 partidas.

En el campo de la política se desempeñó como Concejal del municipio de Pasto, Diputado del departamento de Nariño y Representante a la Cámara, donde se lo catalogó como el mejor orador del departamento de Nariño.
Con motivo del conflicto Colombo-Peruano devolvió el diploma que lo acreditaba como, Miembro correspondiente de la Sociedad Geográfica del Perú (presenta su renuncia en 1932)

Creó y trabajó en la Sociedad de Mejoras Públicas de Pasto. Fue Cónsul de Colombia en Sevilla – España; investigador en el Archivo General de Indias acopiando tres volúmenes de documentos para la historia patria.

Aparte de sus cargos, su desempeño como investigador y humanista lo llevaron a pertenecer y aportar sus conocimientos dentro de las siguientes instituciones: Representante del país en el Primer Congreso de Peruanistas en Lima, organizado por la Universidad de San Marcos.

Miembro de número del Centro de Historia de Pasto del cual fue Presidente y “Secretario perpetuo”; Miembro de número del Instituto San Martiniano de Colombia; también de la

Academia Colombiana de la lengua y miembro de número de la Academia Colombiana de historia donde se desempeñó como Vicepresidente y parte de la Mesa directiva.
Miembro correspondiente del Centro de Etnología Americana de México; de la Real Academia de historia; de la Real Academia de la lengua Española; de la Academia de historia de Venezuela; de la Academia de historia de Ecuador; de la Academia de historia de Paraguay; de la Academia de historia de Bolivia; de la Academia de historia de Santo Domingo; de la Societe des Americanistas de Paris; Oficial de la Academia de Ciencias de París; de la Academia de historia de Boyacá y de la Academia de historia de Ocaña.

Miembro Honorario de la Societe d ́Historie et de Geographie d ́Haiti; de la Sociedad Bolivariana de Colombia; de la Academia de Historia Eclesiástica; en la Clase Ciencia; de la Academia Cultural Adriatica de Milán; del Centro Bolivariano del Atlántico y Miembro Honorario, con voz y voto, de la Academia de historia del Valle del Cauca.

Miembro del International Institute of American Ideals de los Estados Unidos; de la Sociedad geográfica de Washington; de la geográphical Societe de New York; de la American Anthofical associacion de la Universidad de Indias de Blomigton y de la Sociedad lingüística aborigen de Colombia.

Publicó más de 40 libros y cerca de 500 ensayos relacionados con historia, lingüística aborigen, educación y temas literarios de narrativa, en innumerables sellos editoriales de Academias, Colecciones, Bibliotecas e Instituciones públicas y privadas
Fundó, dirigió y colaboró con periódicos y revistas del departamento de Nariño; así como presto su colaboración en otros medios de orden Nacional e Internacional, de los cuales cabe destacar: Lecturas Dominicales del diario El Tiempo, el periódico El Espectador, el Colombiano y revistas de las Academias de historia nacionales y del extranjero; entre las publicaciones seriadas más destacadas se encuentran: Revista “Don Quijote”, Revista “Ritos”, Boletín de Estudios Históricos, Idearium, Revista de Historia, Ilustración Nariñense, Revista Bolivariana, Boletín cultural y bibliográfico de la Biblioteca Luis Ángel Arango, Boletín de historia y antigüedades, Boletín de la Academia Nacional de Historia, Senderos, Revista Colombiana del Folclor, Revista Colombiana de Antropología, Cultura Nariñense, Periódico “La Tribuna”, Revista de América, Revista “Universidad de Nariño”, Revista “Renacimiento”, Revista “Unidad Conservadora”, Revista Luz de Calarcá, Revista de las FFMM, Revista “Las Lajas”, Revista “Pasto” de la sociedad de mejoras públicas, Periódico “El Derecho”, Periódico “La Cosmopolita”, Periódico “Adelante”, Periódico “El obrero intelectual”

Se le concedieron distinciones y premios nacionales e internacionales del más alto rango como las “Palmas académicas de Francia”, Condecoración “Reina Isabel La Católica” en grado Comendador de España, Gran Condecoración “Wolfgang Amadeus Mozart” de Austria, Condecoración “Cruz de Boyacá” en grado Comendador, Condecoración “Camilo Torres” primera clase, Medalla “General Santander”, Medalla cívica “Municipio de Pasto”, Condecoración “Asamblea de Nariño”, Medalla “Academia Boyacense de historia”, Medalla de oro “sociedad de Pasto”, Premio Flor Natural – Concurso de Ilustración Nariñense, Primer puesto Concurso “San Francisco de Asís”, Primer puesto Concurso Nacional de Cuento.

El “Maestro Insigne de Colombia” fue un sabio polifaceta, erudito, orgullosamente Pastuso que se desempeñó como un destacado e inigualable profesor, Directivo-Docente, Investigador, Historiador, Periodista, Gramático, Etnógrafo – Etnólogo, Paleólogo, Lingüista, Músico, Ajedrecista, Político, Humanista, Literato, Antropólogo, Diplomático, Escritor, Filólogo, Folclorista, Cuentista, Biógrafo, Políglota, novelista (inédito), Padre, Hermano, Hijo, abuelo; en conclusión un buen ser humano. Un Maestro en todo el sentido de la palabra, con una vida pública y privada digna de imitar; un arquetipo que sirve de hilo de pínula, para todo aquel que ingrese a las aulas de clase pretendiendo ser educador.

El maestro Sergio Elías Ortiz Cortés murió en Bogotá, la mañana del 11 de febrero de 1978.

Artículo publicado en el "Diario del Sur" en su edición impresa del 29 de febrero del 2020 y en "Página 10" el 2 de marzo del mismo año

(http://pagina10.com/web/maestro-insigne-de-colombia-sergio-elias-ortiz-cortes-es-el-personaje- 10/)

¿Sigues aquí? - Eduardo Ortiz 

Tenemos tantos secretos y no se el día de revelarlos, lo evidente es que iniciamos el “General en dos continentes” y esa voz me acariciaba cuando leías la bibliografía escogida, era la misma melodía de cuando estaba aún en las nebulosas de los primeros años. Las interminables conversaciones desde que bajabas de tu cuarto piso e ingresabas a la cabina que nos llevaba a otra dimensión, kilómetros más o kilómetros menos de cada viaje, continuaba con horario extendido desde las 06:00 hasta las 22:00; los temas tan cotidianos, sencillos de conversar, profundos por su trascendencia y con formula de secreto porque eran extraídos de tu alma, no se exigió juramento o formula de confidencialidad, solo un pacto de caballeros donde la intimidad del pensamiento no se debe violar.

23 años de silencios y solo saludos casi impersonales, dieron como resultado la euforia de la palabra entre padre e hijo; con el afán que indica la cuenta regresiva de las arterias taponadas, los corazones arrítmicos, los pulmones contaminados, las sincinesias que al pasar los años son más necias, las parestesias, los gusanos inoportunos y una que otra tos asfixiante; que importa todo eso cuando se habla del “Zambo” Bolívar derrotado en Bombona y arrastrando su fracaso hasta las cercanías de Popayán; o del genocida Sucre asesinado por todos, menos por sus víctimas de Pasto; o el Caudillo Agustín Agualongo que aparte de las virtudes militares y personales que siempre adornaron sus ejecutorias, fue un precursor de los principios y valores fundamentales del Derecho internacional Humanitario; o por lo orgulloso que te sentías por la esposa y los hijos que tenías.

Tu paseo favorito a nivelar triglicéridos, fumando un buen cigarro a Puerto Chorizo en la Cuncia, ¿para que la vida?, sino la puedes vivir haciendo lo que te gusta ¿acaso se pueden aplazar las citas con el Hado?, sin embargo siempre agradecido por la preocupación de todos los querientes, por eso que se consideran excesos.

Las historias del realismo mágico se tornaban más reales y la lucidez sorprendía, te tomabas el agüita tibia bordeando los 40 grados centígrados a la sombra, en Villavicencio; masajeando las piernas que adquirieron su blanco característico de poco o nulo bronceado, hasta un par de habitantes de tu cuerpo decidieron salir por el excesivo calor; la piscina disfruto de esas refrescantes charlas, porque los tres paseos por semana nos quitaban tiempo y de cuando en vez las citas ficticias con los especialistas, que eran la mejor forma de volver a los tuyos,

definitivamente el dueño del tiempo eras tú.

Siempre fue gratificante recordar los juegos con “Lancer” el Pastor Alemán, en el Parque Infantil; el niño Dios en calzoncillos de rayas, dejando regalos en silencio; los bailes admirables con la mama; el vestido luminoso de todos los grados; los paseos de rio o para ver aterrizar aviones; es delicioso evocar como se hinchaba tu pecho por saber que tu pareja es a prueba de obstáculos y superación sin límite; por la alegría extrema de tu hija mayor; por el dulce pragmatismo de tu hija abogada; por la desbordante inteligencia del hijo lector e investigador; por la viva expresión del arte del hijo

que criaste.

El traje sigue brillando con los éxitos a tu memoria: Rosy es un as de la ejecución presupuestal en el trabajo y construyo su casa a pulso; Marlenny desempeña sus labores con pulcritud y no tiene límite de bondad para ayudar a los suyos; los dos últimos hijos varones se han dedicado a desgastar tu vestido; Sergio con su grado, tesis en 5, beca, Premio a la memoria del Museo de Antioquia, Idearium, hogar, ascensos meteóricos en su trabajo, actor, apartamento en curso y al fin aprendió a decir no; Juan Pablo es un genio del arte que arriesga todo, para ganar todo, es un valiente en las decisiones vitales, negocio innovador, profesor, fotógrafo exitoso, maestría, cortos, documentales, película en gran formato, premio, premio, premio y más premios; la mama Marleny tiene sin descanso y sin medida esa enorme responsabilidad de cargarnos cuando estamos heridos o agotados; de llenarnos el tanque de alegría en los momentos de desconsuelo; en prender las velitas para dar ese último impulso en cada proyecto o ilusión de sus hijos, en ser feliz donde quiera que vaya porque sabe que es nuestra mayor felicidad.

Hoy estoy aquí el de los brazos grandes y fuertes, que en muchas ocasiones te cargaron entrando o saliendo de inusitados sitios, para rendirte tributo con este escrito, como el mejor homenaje a tus 80, con el Idearium de la familia que lideraste por el camino del bien.

 

Sabías que desde pequeño me gusto estar en soledad para leer, estudiar, escribir, proyectar, jugar, guardar secretos, planear, investigar y desde ese viernes llorar por mi soledad, así este seguro que sigues aquí.

LA POSICIÓN PRIVILEGIADA DEL OBSERVADOR II - Sergio Elias Ortiz 

El instinto de conservación hace difícil abrir la puerta en la mañana; mi mano pasa rauda por todos los bolsillos disponibles de mi ropa para una última revisión, una última posibilidad de regresar al delicioso estudio, a la cálida habitación o la tentadora cocina. Nada, no existe alternativa, mi mente responsablemente competente aúlla incansable: ¡camina hacia la calle que se-te-hace-tarde!

 

La esperanza es lo último por perder y mal acostumbrado a la esperanza perdida, salgo al afuera igual que siempre y me uno gratificado a la procesión de las mismas personas corriendo hacia las mismas responsabilidades.

Llegado el momento me detengo para cumplir con el rito: extiendo mi mano para inmovilizar el enorme bus azul, se abre la puerta y subiendo la escalera saludo, el sistema me agradece y el humano tras el volante me responde.

 

Ubico un hermoso y exótico asiento libre de color rojo junto a una ventana que abro y recibo la brisa fresca y contaminada de la mañana, tomo el libro matutino y busco el separador, reviso la distancia hasta el final y comienzo mi lectura: Historia fresca, extraña, siento las conexiones de mi cerebro funcionar, me siento crítico, analítico, desalmado, entretenido, liberado y literalmente transportado.

 

Pausa, la medicina tradicional materna sugiere que mire cada tanto por la ventana lo más lejos posible, que “mire hacia un lao, mire hacia el otro, no vea a nadie” y ejercite la pupila, que todos los consultados mayores de 40 años afirman que “se desprende” si se lee en buses, ¿algún caso directo conocido?, realmente ninguno, pero a lo mejor…

 

Retomo, faltan escasos minutos para llegar a la fuente de beneficios económicos a cambio de mi fuerza laboral; debo acelerar el párrafo o si no, no conseguiré llegar al subtítulo siguiente y retomar el tema en el siguiente bus mañanero será imposible, en especial porque el libro vespertino no es técnico sino literario. Observo el reloj, la posibilidad de terminar una vez fuera del bus es prudente, así que me relajo y leo a gusto, sin embargo el separador está atento entre mis dedos para marcar la hoja y bajarme a tiempo.

 

Desciendo del bus agradeciendo al humano tras el volante y me uno gratificado a la procesión de las mismas personas corriendo hacia las mismas responsabilidades. Paso las enormes puertas y me instalo en las escaleras eléctricas, miro la estructura irreal para evitar terremotos reales y llego al ignorado cuarto piso donde se confunden las plantas vivas con las de plástico muerto.

 

Tomo asiento y saco el carnet que pongo en mi cuello, las llaves del escritorio que van a mi bolsillo y el libro que queda en mis manos; busco el separador, reviso la distancia hasta el final y comienzo mi lectura.

 

Termino, guardo el libro, cierro la maleta, camino hacia la entrada y saludo, la humana tras la recepción devuelve mi saludo al igual que la guarda junto a la entrada que se abre mágicamente con mi carnet en el cuello. Nuevamente escaleras que son ventiladas desde el exterior con la brisa fresca y contaminada de la mañana; tomo un café, saludo sin parar a las personas que encuentro, descargo la maleta en la silla, abro el escritorio con las llaves de mi bolsillo, saco el computador y guardo en este espacio la maleta, prendo el aparato y comienzo la cotidiana, festiva, compartida y negada esquizofrenia laboral.

 

LA POSICIÓN PRIVILEGIADA DEL OBSERVADOR - Sergio Elias Ortiz 

(3:12am) Cerca de las tres de la mañana despierto, es algo cotidiano, mi cuerpo que hace unos años pasaba la noche de largo, ahora decide visitar el baño. Salto el cuerpo de la extraña que amo y duerme a mi lado y sin abrir los ojos salgo de la habitación, escucho el sonido del motor que da oxígeno a los peces y entro al baño.

 

(3:21am) El sueño se ha disipado, miro la luz tenue de la ventana, no es romántica, no es bohemia, no es inspiradora, las musas no se presentarán, no hay epifanías ni fantasmas. La edad trae escepticismo: los creyentes, por falta de respuesta divina han decidido continuar con una fe abstracta y flexible; los científicos, por falta de respuestas matemáticas han decidido continuar con una certeza abstracta y flexible; los humanistas, por falta de humanidad han decidido continuar con utopías innegablemente abstractas y flexibles y los artistas, por falta de inspiración han decidido posar de artistas.

 

(3:33am) Comprendo que el sueño se disipe porque cada vez es más real y los sueños reales son una perdedera de tiempo, es algo así como la moral dictada por los espectáculos televisivos o los sabios y costosos consejos (con S) de dios refugiado en altares, hangares, bodegas, garajes, templos, salones, iglesias, pagodas, mezquitas, sinagogas… ¿quién sabe por qué no sale? algo ha de deber… quizá se le busca por la masacre de infantes (como parte de las 7 plagas), por pelear entre sí entre sus 3000 formas, porque su profeta tuvo un montón de esposas, porque mandó a sus líderes a matar a un tal Jesús o quizá sólo porque se aburrió de la pobreza y decidió cobrar por la palabra y la salvación enviando, para tal efecto, a sus representantes en la tierra que necesitan, claro está, oficinas tales como altares, hangares, bodegas, garajes, templos, salones, iglesias, pagodas, mezquitas, sinagogas …

 

(3:44am) El tiempo pasa lento, reemplazo los sueños recreando el pasado, el pasado idealizado, el pasado que debió ser, se suprimen los errores matizándolos como anécdotas, así que me reconcilio conmigo mismo y la posibilidad de dormir se siente lejana. Analizo mis acciones y el qué hubiera sido si… me aburro pronto porque no estoy en disonancia con mi vida, disonancia, vaya palabra, disonancia en el desvelo, algo así como calor en los pies, debo sacar los pies:

 

(3:52am) “Metáfora del pie caliente y de cómo ella explica la disonancia del pasado” tesis doctoral presentada al honorable concejo (con C) de facultad de ciencias humanas sociales e hipnopédicas de la Universidad Complutense de Madrid… Cundinamarca: Señores del concejo académico, familia, maestros, profesores, doctores y colados ¿qué más evidente que un pie caliente? La incomodidad, la desazón, el desequilibrio, el insomnio, la amargura y por el último, la obligación de salir a la calle con el recuerdo aun hirviendo entre la media y el zapato y ahora la disonancia del pasado, lo antaño descubierto y descrito por el bolero: lo que pudo ser y no fue, el cómo fue, el pasado no perdona, el cúrate llorando, la continuidad del ayer en el recuerdo y por último, el presente con el recuerdo caliente entre pecho y espalda.

 

(4:01am) Mente en blanco… ¡se acerca la iluminación!

 

(4:03am) Iluminación fallida, su iluminación será transferida al buzón de mensajes.

 

(5:01am) “Javeriana estéreo presenta: jazz”

 

(5:01am) El sueño me sorprendió sin disfrutarlo, me siento cansado, aburrido, la extraña amada se levanta y cumple su natural rutina, yo pedaleo en las sábanas buscando un espacio frío y la dolorosa realidad capitalista me obliga a entregar mi fuerza productiva y mi tiempo a cambio de capital y propiedad privada… Señores del concejo académico, familia, maestros, profesores, doctores y colados: el capitalismo se ha convertido en el pie caliente de la sociedad insomne…

 

(5:20am) Gracias a todos por asistir a esta sustentación y amablemente les pido desalojen la sala que sigue el ensayo de la tuna, el desayuno es café con pan y huevo frito…

 

FE DE ERRATAS O DE HORRORES - Eduardo Ortiz 

Emiliano Díaz del Castillo q.e.p.d., en su libro "El caudillo semblanza de Agualongo" comete varios errores a saber:

 

1. En la página 10 hace mención que el "13 de agosto de 1811", se presenta un combate en Catambuco donde los pastusos ganan ampliamente, siendo hechos prisioneros el Doctor Joaquín Caicedo y el norteamericano Alejandro Macaulay; en estos hechos participa el entonces Cabo Segundo Agustín Agualongo, que por su notable desempeño en esta acción le valió el ascenso a Cabo Primero. La fecha correcta de esa acción bélica es 13 de agosto de 1812.

 

2. En la página 64 el historiador trata de hacer un balance de las tropas del ahora Coronel Agustín Agualongo, que participaron en el ataque a Barbacoas así: 140 muertos, 30 oficiales prisioneros y 150 de tropa (mal contados 320) y agrega que Mosquera hizo fusilar inmediatamente a los "33 oficiales" (mal contados ahora 323); pero a párrafo seguido hace cuentas de 321 (?) o Mosquera o Diaz del Castillo sumaron o restaron las animas de los legendarios guerreros pastusos. Los paréntesis son míos.

 

3. En la página 73 afirma sobre Agualongo que "No se puede justificar, menos compartir ni aplaudir sus equivocados conceptos para mantenerse y sostener a su pueblo en el COLONIAJE español." Sin embargo en el párrafo anterior hace una transcripción de la carta de Bolívar a Santander, firmada en Potosí el 21 de octubre de 1825, donde decía entre otras barbaridades el "Zambo" Bolívar "Los pastusos deben ser aniquilados, y sus mujeres e hijos transportados a otra parte, dando a aquel país a una COLONIA militar"; las mayúsculas son mías, para destacar que Diaz del Castillo esta incurriendo en un despropósito al juzgar de equivocado al General Agustín Agualongo por defender a su patria, a sus mujeres, ancianos, niños, a la fe católica y al Rey; que gobernaba con mano tendida y no con el sable sobre las cabezas de quienes pensaban o querían diferente; por ello prefirió la carga de los fusiles sobre su pecho, al deshonor de pertenecer a un ejército que se encargó de destruir al pueblo que el amaba.

 

Mi padre, siempre fiel a su alma y a su corazón, enseñó múltiples maneras de ver la vida y algunas formas de inventarla. Sin embargo, buscando en las carpetas viejas, encontré toda esta imaginación centrada en artículos agradables y puntuales que con humor, sarcasmo y precisa ironía, mezclaban lo cotidiano y lo pasado.

 

Él, Eduardo Ortiz Cabrera, en su cargo de director del Archivo Municipal de Pasto, firmó llamativos documentos, cartas y artículos, que los que le conocimos, podemos asegurar, que cada letra lleva sus manos y su gran saber de la vida y de su amada tierra que le dio cuna, pero que no quiso verlo partir.

 

Me permito, de ahora en más, en cada número de Idearium, transcribir fielmente, las palabras de mi padre, Eduardo Ortiz Cabrera.

 

PLAZA DE MERCADO - Eduardo Ortiz Cabrera 

 

No con el ánimo de ofender y menos recordar la procedencia de muchos de nosotros, me atrevo a escribir estas cortas líneas con el fin único de recordar lo que hoy en día se está destruyendo. En los años de 1.918 se dio comienzo al arreglo definitivo de lo que se dio por llamar la GRANVERGÜENZA, ingenieros, arquitectos y toda esa pléyade de sabios que caen en los momentos que nace una obra y muere otra, se arrimaron por aquel entonces, al Honorable Consejo Municipal y le presentaron los más dilatados pliegos y los ilustrativos presupuestos para salir favorecidos con los mismos.

 

Como ilustración de lo que era la plaza de mercado de 1.917 transcribo parte del informe de lo que el señor comandante de la Policía envió a la Asamblea Departamental: “Plaza de Mercado”. “No hay exageración al decir que esta se había convertido en un verdadero muladar; era un excusado público, sin que se pudiera evitar esto, por la ineficaz vigilancia de la Policía. Lo de menos eran en ella los desechos de los víveres en descomposición y la enorme cantidad de basura. Con el interés que el caso merecía, con el Honorable Consejo Municipal, consiguió que le suministrara el suficiente alambre para cercar dicha plaza e impedir de este modo el acceso del público en los días que no son de mercado, habiendo obtenido por este medio algún aseo.” Este era el muy claro informe del Comandante de Policía, pero sí este comandante viviera, ¿qué hubiera hecho sí sus ojos se posaran en su bella plaza de los años 20?, ¿qué medidas hubiera dictado, sí contemplara la gran vergüenza de 1.972 hasta principios del año ´76? En aquella época no había política destructiva, al contrario, se hacía la misma política constructiva buscando siempre el bienestar de las gentes y no destruyéndolas en busca de lo que jamás han de encontrar. Pero dejemos este espinoso tema de la política para lanzarnos a la Gran Plaza de Mercado del año ´20 que fue entregada, alborozo, repique de campanas y gracias al Gran Hacedor de todas las cosas, por haber dotado a la tierra de Agualongo de una Plaza de Mercado decente, con el esfuerzo de los brazos siempre extendidos y dispuestos al mayor sacrificio, de los jornaleros municipales. Esta fiesta no se celebró con aguardiente de marca rara y mucho menos de PUCARRA o PUCARA, como dicen los entendidos, palabra Quechua o Ruma-Simi; no, ellos eran más prácticos, los que tenían denarios se fueron a celebrar el acto de inauguración en las nuevas y confortables CHICHERÍAS y GUARAPERÍAS de la plaza de mercado, pero a decir del comandante de la Policía “eran demasiado pequeñas” es más, decía que “no se notaban fermentaciones viciosas”, en estos pequeños o grandes estancos se arreglaban los problemas de este hermoso Valle de Atriz. Los personajes que atendían estos establecimientos eran: Misia María Chiquita, Rosa Calixta, Don Carlos Guarapo, perdón por los Carlos, La Luisa Chichera; gente humilde que busca su vida y fortuna fabricando estos tragos espirituosos para aplacar las penas al son de las más famosas piezas musicales, que hacían llorar a todas las mujercitas de la época. Los más asiduos clientes, para no olvidar este detallito, fueron: El Guarapo, Don Pedro Guarapo, Rafael Raposo, Los Chapalos, Luís Guagua y otros; de todos ellos el más original, sí se puede llamar así, era El Guarapo, hombre que por su oficio de matarife, era muy temido y más aun por el consumo que hacía de guarapo, dado a desafiar a todo contertulio que se le ponía al frente, al Chumbo, su apodo o mote, antes de que la Academia me regañe, era de resultas de su color subido al rojo vivo, la manzana de Eva y muchos otros de los cuales no quiero acordarme, no sea y las moscas de las chicherías y las guareperías se salgan y me castiguen.

 

Espero todos me perdonen por lo mal escritor que soy, procuraré hacerlo mejor para otros días, en que algún periódico me dé la oportunidad de hacerlo. Quiera DIOS que los hijos de mis hijos vean el edificio que se construirá en la Plaza de Mercado o en la Gran Vergüenza.Pasto, agosto 31 de 1.976​

 

Vista del Pueblo de Catambuco desde las estribaciones del Volcán Galeras.

EL INDIO Y EL PRESIDENTE - Sergio Elias Ortiz 

El rostro sur del volcán Galeras se levantaba imponente frente a los indios y montañeses, que con las cabezas bajas seguían a los coroneles Agualongo y Merchancano. Era el 12 de junio de 1823 y todos caminaban bajo el helado clima de las pequeñas planicies de Catambuco, cargando sus herramientas de labranza junto con palos y chuzos. Todos iban a la batalla, pero las armas diseñadas para la guerra eran pocas, ahora todo, hasta ellos, eran instrumentos de la tierra.

 

Del norte y del sur habían llegado a destruir, imponer, mandar; la tierra y su gente se habían cansado y el alma guerrera de un pueblo de paz despertó por los gritos de dolor y combatió por el mandato de un hombre llegado de la propia tierra. Ese día ese hombre llamado Agustín caminaba igual que todos.

 

No era su destino ser un guerrero, Agustín Agualongo había nacido de su madre montañesa y de su padre indio, para mover la tierra y sacar los frutos de la vida, pero primero España y las reformas de los Borbones lo convertían en pintor al oleo, y después los intereses de las élites criollas lo convertían en guerrero. Habían pasado 13 años desde esto y del pasado sólo quedaba el mito, ahora Agustín caminaba como comandante de un puñado de pueblo, para enfrentar a Juan José Flores, a ese criminal que asesinó sin compasión a niños y ancianos, que ordeno quemar pueblos y desaparecer familias enteras, que violó mujeres y luego las desterró. Este hombre que ahora presumía que vencería con caballos y armas de fuego al alma inmortal de un pueblo herido, a la mezcla sabia y guerrera de Cantabros y Quillacingas.

 

Llegó el patriota a Catambuco y poco o nada se interesó en la imponente montaña que se ocultaba tras las nubes, pero el noble Galeras también hacía parte de la batalla, pues un hombre del sur es tierra, paisaje y vida. Y así Flores de espaldas al volcán arremetió con la fuerza del rayo y la velocidad de los caballos a hombres y mujeres que se erguían tímidos en la tierra fría. Un palo al caballo, otro al jinete y el chuzo al estómago, la orden había sido dada y el valiente patriota que atacó confiado en la fuerza de su ejército que doblaba en número a los pastusos, que andaba a caballo y tenía el poder del fuego en sus armas; recorría vencido 300 kilómetros, sólo con 50 hombres sin detenerse, sin mirar atrás, lleno de miedo y vergüenza, ideando el terrible veneno de la venganza.

 

El pueblo, el Galeras y Agustín habían vencido, se había derramado sangre y la tierra repudia la sangre vertida por odio. Sabiendo esto el indio Agualongo, el hijo de la tierra, libera y perdona a todos los prisioneros enemigos vencidos ese 12 de junio, Agustín y sus guerreros saben que su lucha no es por el rencor, por dolor o por terquedad, la lucha del pintor al oleo y de los pastusos es por la libertad que sólo da la vida.

 

bottom of page