top of page
DSC_6471_edited.jpg

El Futuro Imaginario : 2020  - Nicolás Garzón

ELa Revista Idearium tomaba forma en el año 2015. El 2020 nos esperaba,

brazos cruzados y nosotros indecisos. Un puñado de textos se fueron apilando en la pagina web de la revista que fue creada en el 2015 y en ella fuimos parte de una distracción arrítmica y enferma, aunque en algunos momentos lúcida y constante. El futuro es hoy y el presente se convierte en posibilidad. El pasado dejó su existencia y el próximo año 20 vendrá en el 2120 (donde, con seguridad, ninguno de nosotros estará vivo). ¿Miedo al futuro lejano? Así podremos llamar a ese nuevo futuro que no es todavía. El 2020 pasará y nuevamente veremos un 20 renovado, que se deslizará entre nosotros, transitorio, dejando detrás su momentánea estancia que quedará en el “ayer”, que llamamos al 1820 o quizás tomará forma del “hoy estático” al que acuñamos a 1920. Este nuevo 20 lo tendremos que vivir, dislocados, solitarios y apartados uno de los otros - temas recurrentes de la revista -. Revisitar lo que somos quizás sea una buena idea, pero lo mas seguro es que tengamos que decidir entre mirar atrás o seguir adelante, sin mirar al suelo, seguros de pisar firmemente entre el camino de piedra (un esguince, aunque no sea fatal, duele, mucho), ya que no vamos a pisar en suelo de asfalto ni mucho menos en verde y suave yerba de un campo virgen, ya que es posible que nos la pasemos rememorando, recordando, soñando del pasado, buscando su forma, hasta quedarnos seguramente agotados, extenuados de la imposible tarea que nos hemos propuesto. Ojalá, por lo menos, aspiremos a mantener en vida la Revista Idearium con la que conseguimos encontrar, en su cúspide, una liberación de la palabra, sin orden, irregular y a veces apática pero eso sí, a pesar de muchos tropiezos, pudimos archivar todos estos textos dentro de una idea general que no hemos olvidado y es de continuar una tradición que nos pertenece, que debemos apropiarnos para volverla nuestra, íntima y única. El 20 se nos adelantó, como siempre, característica del tiempo, nos invito entonces a prevalecer y a unir nuestras palabras para invocar la idea que inició Sergio Elías Ortiz a inicios del siglo XX y que Sergio Elías Ortiz continuó a inicios del siglo XXI.

DCAM0308 editado.jpg

Colores Lejanos - Sergio Elias Ortiz

Estos días han sido llenos de tristeza, quizá por la cercanía de una partida, una de esas partidas que suceden cada tanto y que están atravesadas por lágrimas de alegría, por la tranquilidad que te ofrece la luz que brilla lejos.

La tristeza que me eleva por encima de las nubes, reduce las distancias y calma el espacio inestable, hay que fingirla más que cualquier enfermedad, pues es un mal augurio para esta sociedad que niega la emoción que llena de nubes el alma.

 

¿Desde cuándo y por qué estar triste se convirtió en un problema? No he escuchado de la primera persona que a causa de su tristeza haya robado dinero de la nación, cualquier nación; no he escuchado de la primera persona que a causa de la tristeza se convierta en un ignorante que no escucha la palabra de los otros; no he escuchado a la primera persona que a causa de la tristeza haya perdido su capacidad creativa.

 

Es más, he escuchado lo contrario, personas infinitamente tristes que entregan todo lo que tienen a causas humanas; personas infinitamente tristes que con sus oídos atentos, investigan y descubren realidades; personas infinitamente tristes que crean los más bellos juegos de palabras, las expresiones gráficas más emocionantes, emocionales, logrando plasmar la música que canta el espíritu.

 

Al principio el bebé llora porque tiene hambre, porque le duele, porque se siente solo, pero no es tristeza en sí, es molestia, es reacción a un estímulo; porque la tristeza es un sentimiento que no surge, siempre está, lo que ocurre es que con el paso del tiempo, la tristeza se entiende y ya no es molestia, pero si es reacción.

 

Sin embargo, la sociedad la prohíbe, la niega, la reprime y al descubrirla enfila toda una gama de satisfactores, consejos y creencias habitadas en libros, en estadísticas, en análisis, contra los que poco a poco la tristeza pierde la partida y regresa al corral donde el ser la guarda para no ser tachado de diferente.

 

La sonrisa complaciente es normal, algunos eventos de furia desalmada son tan bien vistos que se designan como carácter y el carácter es una gran cualidad; la hipocresía está tan normalizada que muchas de las charlas sociales se hacen mal hablando del otro, buscando la aprobación para despreciar a escondidas lo que se aprueba de frente.

 

La tristeza no es normal, es una carga pesada que debe ser tratada, así que no somos seres multidimensionales, somos máscaras que deambulan con sonrisas falsas, satisfaciendo esa sociedad estándar que moldea los comportamientos hasta unificarlos, que nos enseña qué es el éxito, que es la felicidad, cuáles son los valores, a qué le debemos temer, qué debemos odiar, dónde ir, cuándo parir, cuando morir…

 

Estoy triste, tengo derecho, no lo ocultaré, saborearé mi tristeza, la escucharé, le responderé en voz alta y exploraré ese universo multidimensional, porque eso es la

tristeza para mí: una puerta que me libera el alma, un camino que acerca mis destinos, un paisaje que me enseña realidades y la magia creativa del corazón.

Ay Ay Ay QUE BONITA ES ESTA VIDA

Alguna vez quisiera medir su edad, en los tiempos en que nos acostumbramos a medir la edad; quisiera saber cuántos años hay en esa vida, no en ese cuerpo que solamente es un compañero más, un compañero que pide excusas porque no pueda andar a la misma velocidad de sus pasos, de los pasos de mi madre, la caminante, la que siempre llega a tiempo, la que camina conmigo, a mi lado y que a veces se desaparece y llega llena de historias y de paisajes, la que ha heredado la sabiduría del paisa arrabalero y la prudencia del pastuso.

De allá vino, con su enorme familia recorrió medio país, jugando y cantando, viviendo y soñando, aprendiendo de la vida del paisaje, aprendiendo de la abuela y del abuelo, y aprendiendo de la cantidad inimaginable de compañeros de juego que por casualidad y amor, eran sus hermanas y hermanos y ese camino la llevó a una tierra fría que por puro capricho era la capital de un Estado en mal estado, de una Nación sin razón, pero allá llegó, curioseando la televisión de los vecinos, jugando hasta muy tarde, robando aguapanela de la olla comunal, riendo y callando con el ánimo siempre atento y la mirada siempre clara.

Caminando por la capital se encontró con un señor que se le unió en el camino y con su risa logró que ese pastuso sonriera y convirtiera las historias en anocheceres y juntos se fueran buscando paisajes con tres hijos a cuestas y muchas cosas por hacer y ella lo hizo.

Nada le queda grande, ni una casa campesina con el piso de tierra y las paredes de barro, ella la embelleció con simpáticos recortes y puso en el piso un tapete de piedras y maderas, para que sus hijos y ellos no caminaran sobre la tierra, sino que siguieran volando y volando se marcharon para la ciudad y desde una habitación separada por velos mágicos que se posaban sobre el brillante piso de madera, alguien me contó esa historia, porque después llegamos un par más de niños que nacieron en el frío de la ciudad del Sur, del sur ese que mi Madre ama, del sur ese al que queremos volver.

Ella caminó un día para el trabajo, el trabajo que mi Padre no pudo seguir, ella entró a las oficinas y confundida, pero viva, decidió caminar con los pies firmes, tras del escritorio enorme y con la familia en sus manos buscó, leyó, aprendió, estudió y un día se fue por el camino del café y cuando el café no bastó se marchó, se marchó a crear, porque entendió que las manos no eran solamente para hacer lo que decían, sino también para decir, para conocer, para tocar, para ser feliz lejos, lejos a donde el camino la había llevado, lejos a donde mi Padre la acompañó, lejos, donde ese paisaje también un día, se acabó.

Tomando su memoria entre las manos y caminando de vuelta a la casa, recordó quien era un día y ese día se dio cuenta que al fin, después de tantos años volvía a estar libre de carga y volvía a cantar lo bonita que es la vida.

Todos nos encontramos de vuelta y acompañamos al Padre en el viaje que se fue, para esperarnos sin tardanza por allá en algún paisaje, pero mi Madre se quedó, se quedó porque habita en el alma, se quedó porque el sueño no ha terminado, porque el círculo

aún no se cierra y se ha transformado en una espiral de fiesta, se quedó porque el amor y la risa la obliga a bailar con nosotros, se quedó porque es nuestra caminante, la maestra de los paisajes.

Sergio Elias Ortiz . 

Cómo escribir unas líneas para la persona más importante de tu vida.... Es muy difícil, la verdad que en unas cuantas frases quisiera decir todo el amor tan grande que siento por usted madrecita de mi corazón.

Es usted mi fuerza mi ejemplo de valor de ganas de luchar de no rendirse de mirar la vida de frente sin miedos.

Mi ejemplo para ser una buena mamá ..... Muchas gracias mami.

Rochio Ortiz.

La niña Marleny nació accidentalmente en Caicedonia – Valle del Cauca el 27 de noviembre de 1942, por el oficio de restaurador de iglesias que ejercía su padre, por encargo de la curia; a los 6 meses la llevaron para otro pueblo, mientras el gran carpintero revivía, con probada habilidad, otro altar católico para beneplácito de sus fieles.

Pablo Emilio Tobon, fue un típico arriero paisa en su juventud, posteriormente aprendió el noble arte de la construcción en madera y la carpintería; con su esposa Magdalena Salazar formaron un hogar de profundos valores éticos y morales que se llenó de alegría con 19 hijos, a saber: BenHur, Gildardo, Estrella, Sol, Astrid, Magdalena, Marleny, Carmen Rosa, María Guillete, Ernesley, Jesús Emilio, Bolney, Fredy, Celia Elisa y Néstor; años después de fallecer la matriarca, el padre y abuelo nos dejó otro integrante entre los tíos el pequeño José Emilio. Además los cuatro bebés que murieron al nacer o a los pocos días.

Ella nos deleita con sus historias, que inician con sus primeros años de estudio en Medellín, cuarto quinto y primero de bachillerato en Sopo, Cundinamarca en el colegio Sagrado Corazón de María; después de salir de Sopo continúo primero y segundo de bachillerato en el colegio La Paz de las Misioneras descalzas en Medellín, la escuela de San Juan Bosco y luego en Bogotá porque ya estaba de novia. Al no querer estudiar entonces el papá autorizó a Astrid, Magdalena que de cariño le dicen “Nena” y ella a matricularse en la Academia Coba de Iría del Padre Arroyabe en Secretariado Comercial; completamente gratuito y donde les enseñaban ortografía, caligrafía, mecanografía y contabilidad comercial, ahí permaneció un año porque se casó con Eduardo Antonio Ortiz.

A finales de la década del 50, la mamá Magdalena le contó de un programa de radio que se llamaba “el correo del amor”, ahí daban un teléfono, que permanecía ocupado por la amplia demanda de llamadas, así que se dedicó a marcar y marcar, hasta que logró comunicarse; se describió y solicito comunicarse con un joven que pedía una chica de sus características; la emisora le suministro el número de teléfono de Eduardo Antonio. En varias de sus llamadas contestaban los hermanos Sergio, Vicente, Juan Augusto y en ocasiones su futuro esposo, ellos se hacían pasar por “ECO”, sobrenombre empleado para el programa; pasaron más de tres meses para que dijera que quería conocerla y la citó en el Parque Nacional en Bogotá; ella no accedió debido a que no la dejaban salir, entonces la visita fue en la casa paterna. Llegó un domingo con su hermano Sergio, que se hizo pasar por Eduardo y Eduardo dijo que era Sergio; lo que no sabían es que ella se hizo pasar por Nena y Nena por ella. Al presentarse cada uno se identificó e inmediatamente fueron desmentidos, riéndose mucho porque seguían, las dos parejas sosteniendo lo contrario, fue muy divertido hasta que aclararon sus identidades; quedando flechados Marleny y Eduardo. El papá Pablo Emilio solo permitía la visita de Eduardo los domingos, claro que en ocasiones la mamá Magdalena dejaba que se

encontraran entre semana, en la iglesia del Perpetuo Socorro del barrio Olaya siempre y cuando la acompañara una de las hermanas y cuando el papá Emilio estaba en Medellín o llevando sombreros a los pueblos

Cuando le propuso matrimonio fueron donde el padre Gonzalo, que fungía como consejero de la familia y muy amigo de la casa, aquellas buenas y olvidadas costumbres de la época; al contarle dijo un rotundo NO, que debían hablar con papá y mamá; ellos condicionaron su decisión a casarse o volarse de la casa, porque era muy escondido, creyendo que era pecado mortal, el cura accedió a darles la bendición y al final cada uno salió para su casa, como si nada hubiera pasado.

Llegó el día en que el papá los pilló muy amartelados, entonces con valor moral Eduardo le dijo que ya estaban casados, incrédulo se fue a la iglesia del padre San Ignacio de Loyola del barrio Quiroga, donde oficiaba el sacerdote Gonzalo y tranquilamente acordaron casarlos en misa de la iglesia. El vestido de novia se lo prestó la hija de la señora Blanca, una vecina y los casamos. Las fotos las tomo su hermana Estrella. Apenas se casaron el uno para su casa y el otro también, así durante dos meses hasta que el papa se enojó porque ya no pedían permiso para ir a cine o encontrarse en el Parque Nacional y los lanzó con la frase “El que se casa, quiere casa y costal para la Plaza y se me larga”. Ella salió para el Banco Cafetero de la Avenida Jiménez donde él trabajaba; sin lugar a donde llevarla caminaron toda la noche, al amanecer se lavó la cara en la iglesia de San Francisco y se fue a trabajar, Marleny salió para donde la mamá a contarle sus peripecias, al llegar el papa en la tarde otra vez la mando donde su marido, Eduardo le dijo “a caminar”, sin embargo no se arriesgó más y cerca de las diez de la noche la llevó a la casa de los padres de él, donde fueron recibidos con innumerables condiciones; ocuparon la alcoba de Vicente quien en un buen gesto les cedió la habitación. En esta casa nacieron sus tres hijos mayores en un lapso de diez años, que terminaron con el viaje a la finca de los Arrayanes, cercana al municipio de Nariño en Nariño; tiempo después las obligaciones escolares, llevaron a la familia a la Ciudad de San Juan de Pasto, construyendo su propio hogar con inmensas necesidades. Hasta aquí el mínimo de la historia de cero a siempre.

La mama Marleny es a prueba de obstáculos, no conoce límites y es así como levantó a su esposo cuando cayó enfermo; hizo la diferencia laboralmente cuando sus títulos brillaban por su ausencia; ayudó a hermanos, cuñados, propios y extraños en su casa, teniendo siempre algo de ayuda para el peregrino; creó un canal de comunicación real, eficiente y confiable con sus cinco confidentes para apoyarlos y limpiar sus lágrimas en los momentos de angustia o con sus más íntimas alegrías; es un ejemplo de tenacidad y felicidad constante; de ser, hacer y permanecer como una niña y es nuestra niña de siete décadas; es mi mama grúa que me obligó a luchar cuando ya no tenía aliento, me enseñó nuevamente a caminar, me reto y triunfó, porque cuando yo creía estar de pie, ella me tenía levantado.

Eduardo Ortiz. 

Te recuerdo en el frío.

Te recuerdo en el viento.

Te recuerdo en la lluvia.

Te recuerdo en el rocío.

Te recuerdo en la llama.

Te recuerdo en el aire.

Te recuerdo en la soledad.

Te recuerdo rodeado de gente.

Te recuerdo quieto, inmóvil, en la sombra.

Te recuerdo con los ojos cerrados.

Te recuerdo en el amanecer.

Te recuerdo en la memoria.

Te recuerdo en el olvido.

Te recuerdo cuando se van.

Te recuerdo cuando regreso.

Te recuerdo sin esfuerzo.

Te recuerdo sin necesidad.

Te recuerdo vagamente.

Te recuerdo eterna.

Te recuerdo en la alegría.

Te recuerdo en la historia.

Te recuerdo una vez.

Te vuelvo a recordar.

Te recuerdo en el tiempo.

El día en el que no te recuerde, caerá sobre mi, la pesada carga del que olvida.

Nicolás Garzón. 

Al principio las cosas no fueron. Es decir ni bien ni mal. Había en mi y sigue habiéndola, cierta prevención infundada frente a la espontaneidad sin mesura, sin pausa, sin ese arquetipo que es guardar una métrica comportamental más o menos predecible y por razón de la cual se suele abandonar la oportunidad de saber más, ir más allá de los primeros momentos en ese extraño viaje que es intentar conocer a otro. Claro, esto fue al comienzo de algún tiempo medible por allá a mediados de los años ochentas. Había una antipatía recíprocamente correspondida. Pero eran momentos en que como mi única obsesión compulsiva incontrolable era sentirme congraciado por la segunda de sus niñas, todo lo demás me resultaba indiferente, inexistente. Pasados treinta y pico años..., el proceso finalmente se decantó y logramos entender que nuestras diferencias eran el punto de partida para reconocernos. La señora Tobona ha sido en mi vida otra mamá. Con los años debí entender que la historia de su vida no podía significarnos nada distinto a un ejemplo más sobre el tesón de los paisas; su incontrolable e intransigente vivacidad es un caudal de amor a chorros con el que se prodiga siempre, acuciosa y apurada, sin cansancios, sin recatos, sin cálculos, sin prevenciones, sin suspicacias.  Hoy, la acompaño de corazón en sus primeros "ticinco", expresándole con la sinceridad e incondicionalidad de mi alma mi cariño y gratitud eternas. Abrazo y beso.

Oswaldo Garzón. 

El primer recuerdo que tengo de ella es un cálido saludo adornado de una hermosa sonrisa y entonces pensé, cuando sea grande quiero tener esa misma sonrisa
Con el transcurrir del tiempo observé todas sus cualidades que me hacen sentir identificada, entonces soñé que cuando fuera grande quería ser como ella
Admiró la vida que lleva, lo feliz que es, la tranquilidad con que encabeza una poderosa familia, entonces deseo ser como ella cuando sea grande.
Ella es mi ejemplo a seguir, ella aunque lejos es como una estrella que guía mis pasos, ella es la felicidad que yo estoy cultivando, ella merece saber que es muy importante para mi y que cuando sea grande quiero ser como ella.

Dayana Jimenez 

R.I.P… P.C.

Existen los pasos, pero no son caminados, las historias cambian de acuerdo al narrador y los héroes se derriten fácilmente en medio del calor del tiempo. Se justifican las palabras, pero no los actos, los actos se disculpan, pero la disculpa termina siendo el permiso para repetir el acto.

Sigo caminando y a la gente le deseo paisajes, es mi mejor deseo, soy un ser que le pide a la gente que se aleje, que no se adapte, que no se me acerque, no porque sea un ser peligroso, volátil, irritable o gran colombiano, no, en realidad no me gusta la cercanía de las personas, pero soy un sociópata funcional, no hay nada que temer, o tener.

Las personas que me rodean, no me han decepcionado, ni he sufrido a causa de la gente, quizá pienso que la humanidad acaba con la vida que tanto dice amar, pero esa idea no me hace rechazarla; tampoco me siento superior, de hecho pienso que los demás saben más que yo y que entender al último, ya no me es una novedad.

Se que algún lugar del camino me detuve, mientras mis amigos crecían en barriga y se organizaban, conseguían sus hijos y sus perros; yo miraba hacia la montaña e imaginaba el mar más allá, no hice los viajes soñados, pero viajé, planté muchos árboles que sobreviven y trato de escribir un libro con el que sueño cada noche, un libro al que acaricio al salir cada mañana, las palabras de mi vida alegre, cuando me llevaron de la mano y me detuve en el camino.

A esta altura parezco organizado, ya rechacé quirúrgicamente los hijos y no me gustan los perros en espacios urbanos. Me quedé en el paisaje, en la romántica vida del artista, en el socialismo acomodado, en jurar que existe un más allá que está más acá y que es una mentira que ser bueno te lleve al paraíso. Ya hice maletas para el viaje que sueño, se lo que voy a llevar, se de memoria las palabras de mi renuncia, se cuales van a ser los primeros pasos a mi paisaje particular, el que yo me deseo, el que no llega.

Cada mañana repaso lo que es ser un ser social, cada mañana interactúo de la mejor manera en mi cárcel social, cada día ensayo mi inseguridad, cada día me amilano de tal forma que las ideas saltan espantadas fuera de mi y soy de nuevo el extraño inteligente que trabaja en cultura y por dentro siento que el paisaje me dio otra oportunidad y que saldré leyendo de camino a mi casa organizada, a tratar de que mañana regrese a mi el paisaje

Estas son las últimas palabras escritas por un computador, que está al borde de una virtual muerte, no puedo decir que haya sido mi gran compañero, el acompañante perfecto, el sistema de musa interna, sólo fue un computador que mal utilicé y que ahora que lo necesito, decide abandonarme con literal lentitud, exigiéndome una memoria adicional para no abandonarme.

Sergio Elias Ortiz . 

Camino por esta ciudad que no es la mía, pero no lo hago forzosamente, hace tiempo ya que esta cuna me adoptó y yo me adapté a ella, no tengo un solo gesto de disgusto; eso sí, recuerdo con melancolía mal disimulada mi tierra, que ahora seguramente es tan ajena como el sitio donde vivo, pues el tiempo mal gastado, se ha trepado a los hombros de los dos.

Mi ciudad de Pasto es, como todo amor ideal, el mundo perfecto, el acento serrano, la comida generosa y la gente amada; Pasto es más que una ciudad, es una idea que prevalece, de esas ideas idealizadas, de esas ideas que de tanto vivirlas son ideas idiotizadas, nada objetivas, nada salvadas. Pero así es el amor, una idea que prevalece a pesar de desaparecer, una idea sin continuo, una idea que se construye sin precaución y al final nos delata y nos entrega al sacrificio de la realidad.

La ciudad en que he vivido, agrede; la ciudad que recuerdo, acaricia; la ciudad en que he vivido, ignora, la ciudad que recuerdo, acoge; la ciudad en que he vivido, mata; la ciudad que recuerdo, vive; la ciudad en que he vivido… he vivido y me hace recordar e idealizar la ciudad que recuerdo, me hace tener distancia de los problemas que tiene, de los problemas que me son sensibles, de los problemas que detesto y a los que no contribuyo. La ciudad en que he vivido me ha dado la oportunidad de idealizar el regreso a una laguna helada que es el hogar de mi padre, me ha regalado el imaginario de una casa de madera, con patio, traspatio y huerto; chimenea, libros y tiempo, tiempo para ser y hacer, tiempo para elegir, tiempo para sentir el frío y para idealizar una ciudad que aun tendré lejana, pero que podré acercarla.

Camino por esta ciudad que no es mía, pero esta ciudad me ha regalado la realidad y yo me regalé, en esta ciudad que no es mía, el tiempo. Camino por esta ciudad que no es mía, una ciudad que me regaló amor, que me regaló esa idea que prevalece y se construye sin precaución.

Camino por esta ciudad que atenta contra mi tiempo y yo, con alevosía, con amor y con una idea, atento contra su realidad.

Sergio Elias Ortiz . 

Quiero Hace unos días compré tinta para mi pluma, una hermosa tinta color sepia que va muy bien con las hojas blancas. Sentí la tinta necesaria, sentí que con ella podría escribir bellas letras, quizá una palabra y aspiré a una frase afortunada, pero la tinta está sin estrenar en un puesto de preferencia frente a la tinta negra, la de las firmas, la de la institucionalidad.

 

Sentado frente a la ventana, las piernas cruzadas y las manos unidas, mi vista fija en las matas de maíz que me alegran los días con sus colores y las noches con sus sonidos, mi mente repasando cada pensamiento que asiste a ese silencio con un gran estruendo, que me obliga a repetir las palabras ya dichas, las dichas sentidas, las tristezas vividas y las palabras que debí y no dije.

 

Los pensamientos se arremolinan, chocan contra rocas puestas por mi lógica, se elevan en borbotones alarmantes y se aquietan pacíficamente, se hunden y flotan, juegan conmigo y de nuevo me veo involucrado en ellos, deteniéndolos… pensando, emitiendo juicios, viendo al futuro que creo cierto, lo aseguro y mi mente se distrae en una historia ya vivida y yo con más años y las piernas cruzadas feliz porque adiviné el futuro. El futuro feliz, el pensamiento de la vida por venir, de los ojos brillantes, “de los locos bajitos”.

 

El pensamiento regresa, choca contra la roca y forma un remolino, estoy atascado en el remolino, juzgo de nuevo, mis ideas me atacan, mis prejuicios me llenan de duda; amo y odio la idea y ella se enorgullece porque con su carácter abstracto me hace dudar, me hace sentir, me hace amar, me entristece.

 

La vida se abre paso, así como el río de pensamientos que no se detienen ante la lógica, la vida es la fiesta que no está dispuesta a terminar y yo siento una enorme y triste alegría, soy humano y el humano está condicionado por el deber ser y el deber ser juzga.

 

Hace unos días Sentado frente a la ventana, las piernas cruzadas y las manos unidas, mi vista fija en las matas de maíz que me alegran los días con sus colores y las noches con sus sonidos, pensé que tenía una tinta sepia para escribir letras, palabras y si es posible decirle a Juan y a Eduardo, frases afortunadas.

 

Sergio Elias Ortiz . 

Qué es el cambio?

 

Campañas políticas, camisetas, discursos, proclamas, marchas, paros y leyes... Bolívar asesinando con sevicia, mintiendo y traicionando (así es la guerra dicen…) quería cambiar la región: El rey de España y la religión católica, por el rey de Inglaterra o algún noble francés y… la religión católica. Luego los que nos “liberaron” buscaron su tajada y pusieron a pelear a los otros y entonces por obra y gracia de nuestros padres de la patria y a su imagen y semejanza (incluyendo vicios y perversiones) nacieron los partidos y el país se dividió y el cambio era la guerra (asesinar con sevicia, mentir y traicionar) de los muchos contra los muchos mientras los pocos y creadores jefes se refugiaban tristes en sus feudos y sus pequeñas mansiones, cuales pobres viejecitas “sin nadita que comer”. Una constitución (Rionegro) para que cada región se gobernara y luego otra (1.886) para que sólo gobernara el centro, luego mil días de guerra declarada por 100 años de guerra continuada y entonces… nada, el cambio no se asomaba, pero regalemos Panamá, porque “perder es ganar un poco”.

 

Los campesinos seguían muriendo asesinados y no de viejos, los muchos liberales mataban a los muchos conservadores y luego estos se armaron hasta los dientes y mataban liberales. Los jefes políticos liberales podían hacer el cambio, pero no convenía, el cambio es malo, el cambio es el demonio y los jefes políticos conservadores fueron apoyados por la gran mayoría de curas, ejército y policía.

Los muchos liberales se organizaron en guerrillas y autodefensas y los muchos conservadores se disfrazaron de policías y se hicieron llamar Pájaros o formaron grupos paramilitares a los que se les mentaba como Chulavitas.

Todos guerrillas liberales y Pájaros, Chulavitas, curas, policía y ejército acabando con los muchos campesinos que habían heredado una tierra, una forma de ver el mundo, un cultivo, unos sueños compartidos y a veces y por desgracia, un partido político.

 

¿Y el cambio?,

 

Dijeron que el cambio era Jorge Eliecer Gaitán, pero lo mataron, “que fueron los conservadores”, dijeron, “que fue la CIA”, contaron, “que fueron los liberales”, suponen, “que fue sólo Roa Sierra…” Los sabios, estudiosos, investigadores y especuladores, dicen que desde ese 1.948 comenzó la violencia por culpa de los grupos guerrilleros liberales y comunistas (¡!), eso quiere decir que lo anterior fueron puras quejas y mentiras de los campesinos que tuvieron que abandonar o vender su tierra por cualquier centavo, para salvar su vida, como dijo uno de esos sabios políticos, hace poco, “ellos no son desplazados son migrantes…” (insertar risas, expresiones de indignación y llanto aquí).

 

Mientras intelectuales en Francia y hippies en Estados Unidos hacían o al menos buscaban, cambios, en la mayor parte de nuestro querido suelo suramericano, se generaban “románticas guerrillas” y “románticos dictadores”, en tanto los unos convencían por la fuerza de las armas (por su bien ¿?) a los campesinos e indígenas de las maldades del capitalismo, del imperialismo, del sistema opresor, de las bondades del socialismo, los otros hacían lo mismo, pero en las ciudades y con fe de erratas: donde dice, “maldades del capitalismo, del imperialismo, del sistema opresor” debe decir “bondades y maravillas del capitalismo, del imperialismo, del sistema benefactor” (aquí se necesitaba integrar a dos jugadores: la televisión y el “sueño americano”) y donde dice “bondades del socialismo” debe decir: demoniaco, insulso, perverso, ateo, miserable, ladrón, corrupto, ignorante, atrasado…” y don Rojas Pinilla, que había matado liberales en el Valle y Tolima, que había apoyado Chulavos y Pájaros, se tomó el poder y propuso el cambio: amnistía (luego los amnistiados fueron asesinados), televisión (diversión y control en cada hogar), vías (para lograr el acceso a las “repúblicas independientes”) y desarrollo en las capitales (hay que disimular).

 

Rojas Pinilla, víctima de su propio invento, perdió las elecciones con un conservador de esos que apoyó con armas y tropa.

 

El narcotráfico puso a Colombia en el mapa mundial, Pablo Escobar aparecía en la revista “Forbes” y se le reconocía como el hombre más rico del planeta. La ironía consistía en que ciudades como Cali y Medellín y el área de influencia regional de estos sitios, eran beneficiadas con un cambio, el cambio buscado desde el tal Bolívar, se presentaba: disminución de la pobreza y la desigualdad, casas cómodas con servicios públicos, salud para toda la población con buena atención y medicinas, educación de calidad y gratuita, calles pavimentadas, ciudades limpias, burocracia estatal que funcionaba (mencioné que era irónico) y acceso a espectáculos culturales y sociales. Todo esto patrocinado por las voraces narices de los estadounidenses y europeos. Escobar y los demás no hacían mella en las economías de los países poderosos, pero era un negocio apetecible que en nombre de la justicia, la dignidad, la salud y el bien vivir de ellos, debían detener (y sí era posible controlar). Así que vamos a hacer la guerra acá (asesinar con sevicia, mentir y traicionar) en el territorio colombiano, mientras la gente rumbea, se enloquece y muere allá… pero ¿quién controla la distribución y las ganancias de allá? ¡no importa! ¡La guerra es acá! Y los malos son (tomen nota): los narcotraficantes que la trafican, las guerrillas que los defienden, los indígenas y campesinos que la cultivan y los demás… ¡por colombianos!

 

Seré insistente… ¿y el cambio?

 

El cambio… el cambio no va a venir de los que gobiernan: en las reuniones del PCC tomaban whisky y hablaban con melancolía de la lucha de clases y la internacional socialista (el sueño americano versión comunista); Uribe, se dice liberal, y manoseó la constitución como buen ultra-derechista y Belisario, conservador, buscaba hablar con las guerrillas de los ‘80s. Las marchas politizadas y mediatizadas, los líderes idealizados como vulgares estrellas musicales temporales y los partidos convertidos en conciertos para delinquir. Indígenas aislados, borrachos, asesinados, ignorados, arrinconados por la empresa y la economía nacional. Los campesinos vencidos, explotados por los intermediarios, amenazados, desarraigados, desaparecidos y solos. Los obreros comprados con migajas, vendiendo su tiempo y su vida al mejor postor, pagando créditos infames y muriendo sin un día de vacación. Los estudiantes comprando ideales a granel, basando su opinión en lo que ven por la televisión, sin leer, sin investigar, negando la historia y radicalizando el pensamiento que adquirieron o que les impusieron. Los representantes de la iglesia, mantenidos por idiotas útiles, vendiendo entradas al paraíso y comprando autos y propiedades con el dinero de la fe.

 

El cambio es la vida misma, el cambio no viene de afuera, no se puede responsabilizar a nadie de la felicidad o la tristeza, el cambio es respeto por uno mismo, el cambio es leer, investigar, lo que gusta y lo que no, ver lo que gusta y lo que no, escuchar a la izquierda y a la derecha y así construir un criterio, amar, respetar hasta la que se cree es la más miserable y transitoria vida, trabajar para no vivir de otro, pero no venderse, consumir poco para no necesitar mucho y saber, como dice Pepe Mujica, que en esta vida las cosas más elementales de la vida no tienen nada que ver con la economía, sólo es esta vida la que tenemos y que no podemos comprar en un supermercado, años de vida.

 

Sergio Elias Ortiz.

 

 

Quiero decir muchas cosas, las ideas revolotean por todos lados sin concretizarse... algún día lo lograre (disculpen si no tengo tildes... no sé cómo ponerlas en este computador polones). Cambio, velocidad, movimiento, calor generado por ese andar de la máquina, o del cuerpo. Cambio, dónde? cuál? por qué? yo siempre me había preguntado sobre las transformaciones que vemos, pero que a veces no sentimos... como pasamos de escuchar en vinilo a cd? uno era mejor que el otro, pero el CD también se rayaba y se trababa... quizás el internet, pero donde no haya buena conexión quedas aún más jodido viendo la ruedita del visualizador youtube dando vueltas sin parar. Hablar de la sociedad colombiana es como ver ese circulito dando vueltas sin nunca cargar, esperando de manera milagrosa que de repente aparezca el video, o la solución no a uno sino a un sin fin de problemas. La discusión siempre se vuelve cadenciosa, como el vaivén de las campanas anunciando la próxima misa, o el típico gol, gol, gol caracol que retumba en nuestro ser y nos invita a, nada aunque dejemos todo. Una amiga me pregunto que si yo creía que yo era artista, yo le dije que sí, ella entonces me dijo que era pretencioso creerse ser artista ya que no tiene nada de poético ser algo, sin poder mutar, cambiar, ya que se estaría ligado a un pre-concepto instalado socialmente y que por lo tanto todo sentido que se le haga a ser algo, en este caso artista, se pierde, por lo tanto el arte carecería de lo esencial que es ser parte de una creación de y para... el artista como estatuto sería más social, como el rey, y así mismo el artista seria rey, omnipotente en su pretensión. Si bien tiene razón, artista es un estatuto dado, como todo finalmente, inyectado por su omnipresencia en lo que todo nos rodea hoy en día, los franceses y en general Europa y Estados Unidos nos ven como sociedades un tanto insignificantes carentes de historia. Lo que importa realmente no es el ser o no ser, si es que importa tanto lo que uno piense ser, o lo que ese ser es o signifique en realidad, si es que eso signifique algo, quiero decir, lo real en un sentido físico o metafísico, lo interesante es pensar que el estatuto de artista para esta persona es algo que es impensable. Hablando de estatutos y cosas dadas no por nosotros sino pensadas por otros, nosotros somos quienes somos quizás gracias al invento de otros, nosotros somos quienes somos por culpa de otros... pero nada entonces es culpa nuestra, seguimos mirando con resentimiento a España, los que conocemos a los franceses también les echamos la culpa, porque simplemente son franceses, a los ingleses por querer ser mejores que los franceses, tarea ardua y casi imposible teniendo en cuenta que Francia los supera en la comida, venta publicitaria ya que en verdad no es tan buena, aunque si lo es en los pequeños pueblos, así que no es simplemente un cliché, tampoco lo es que son egocéntricos y pedantes, aunque aquellos que no lo son, son egocéntricos y pedantes... resumiendo, finalmente nada es culpa nuestra desde un punto de vista histórico... nadie llamo a los españoles, nadie los quería, nadie pidió que los franceses crearan y transformaran las sociedades a lo que vemos hoy en día, nadie le pidió a los ingleses que hicieran las peores masacres jamás cometidas... pero la historia es escrita por el hombre, al igual que el lenguaje, así que todo es culpa de todos... nada creamos, todo nos fue dado... todo nos fue dado y las respuestas son, solo toca encontrar la pregunta... y la pregunta es... Cambio? que es el cambio? el cambio como bien dijiste es la maquinaria humana, el circulo son fin del visualizador youtube... Colombia es ese 99% que nunca carga, es ese juego que descargamos ilegalmente y nos pide un código para poderlo jugar... Colombia que parte de todos lados y que no llega a ningún lugar, más o menos como la ruta colombiana, rudimentaria, calle 45, 45a 45b 45bis diagonal 45bis dónde estamos? yo no sé... tampoco mis ideas.. Tampoco espero que sean claras... solo sé que hace mucho frio en Cracovia. Un abrazo.  

 

Nicolas Garzón. 

Con la desavenencia evidente de la diferencia, sabiendo que poner las manos a trabajar cuesta menos que ponerlas a crear, con la curiosidad agotada por el saber ajeno de la caja tonta y las redes sociales que nos gritan verdades para que seamos capaces de creerlas y perdamos la única libertad que queda, la de elegir. Así llegamos al Idearium 4.

 

La diferencia, lo increíble, lo que se aleja de su rumbo natural y no podemos acompañar: mi familia en sus particularidades, mis amigos que cada vez son menos (culpa mía, no de ellos) y yo que tomo esta publicación en primera persona para presionar… y no funciona. “¿Cuándo pensaran como yo?” decía Charly García, que hace poco cumplió, apenas 64 años y “el raro es uno”, decía el Santi, un amigo cercano que no veo hace demasiado tiempo (culpa mía, no de él). Con esas dos frases se define la diferencia, no necesitamos sabios filósofos, Foucault (si viviera) se retiraría a una colonia nudista en Miami; Nietzsche (vivo, por supuesto) se vincularía a la Oración fuerte al Espíritu Santo y Sócrates (aun respirando) buscaría placeres mundanos sin preguntar… pero la diferencia los hizo fuertes pues pudieron centrar sus pensamientos en el otro y olvidaron la profunda desavenencia consigo mismos y con el otro.

 

Trabajar es muy fácil, muchas personas hasta se inventan trabajos para poder trabajar y lo hacen tan bien que al llegar la hora de volver a casa, lo hacen con gran trabajo y sin embargo, al pedirles una propuesta novedosa, que salga de las entrañas como un parto natural, se quedan mudos, estáticos, temerosos y con ganas de huir a trabajar. ¿Estamos diseñados para crear?, rebusco en los inicios de los inicios de la humanidad y después de matar al Cromañón, nada, algunas chispas incendiaron la humanidad: la agricultura (que generó trabajo gregario), luego los poblados (que permitió a otros vivir de otros, ¡algo realmente creativo!), la guerra (¿?), la matemática (¡para comprender el universo, compadres!) y cientos de etcéteras que casi sobrevaloran la creatividad del ser humano, pero la máxima expresión de creatividad está en la seguidilla de dioses particulares y convenientes creados por ingeniosos hombres y mujeres que aprovecharon la coyuntura y se divinizaron (pues ya entrados en gastos…); más de 4.200 religiones actualmente, permiten pensar que dios tiene una severa crisis de identidad. Sí el mundo está dividido en 199 países (incluyo Palestina), esto quiere decir que existen 21 y punta religiones por país, lo cual implica que el ser humano es realmente creativo, pero le gusta tener a alguien (imaginario o no) a quien tirarle la carga para poder seguir trabajando o por supuesto dejar de trabajar, pero ese tema no se cobija en este texto.

 

La curiosidad agotada es casi un cliché, pareciera una necesidad social (legal inclusive), el transformar la curiosidad infantil de conocer el universo, en una curiosidad sexual y comunal en la adolescencia, adoleciendo, pero permitiendo (paradoja contemporánea) que el joven y la joven exploren su cuerpo, sus cambios, sus inquietudes, pero bajo la supervisión (de cierto modo perversa) de un adulto o de una institución. Llega la mayoría de edad y la curiosidad termina: tome, fume, sí es afortunado tire (tenga sexo) con el otro sexo, el mismo sexo, cualquier sexo, animal, cosa (fabricada literalmente en China). Sea un varón, una hembra, disfrute-la-vida y… ¡publíquelo!, sí bien esta etapa está llegando cada vez más temprano, sólo hasta la mayoría de edad está-bien-visto hacerlo, pero en nuestros días nos encontramos con el fenómeno de contar a los amigos imaginarios virtuales y al mundo en general, todo lo que nos ocurre en el bajo vientre y en el resto de un cuerpo abandonado a su suerte. Y llega nuestro salvador, el elegido, el único, el programa de televisión que nos dice qué vestir, qué música escuchar, a quién odiar, a quién amar, dónde queremos viajar, cuál país es el peor del mundo, de quién podemos burlarnos y a quién debemos respetar, cuáles son nuestros ídolos y cuál es el dios real, a quién elegir (al ser mayor de edad sin curiosidad) y qué es la verdad… la verdad entonces, se basa en un programa y de las 15 acepciones que tiene la palabra “programa” en el diccionario de la Real Academia Española, extraje ésta: Conjunto unitario de instrucciones que permite a una computadora (léase tú o yo) realizar funciones diversas, como el tratamiento de textos, el diseño de gráficos, la resolución de problemas matemáticos, el manejo de bancos de datos, etc.

 

Elegimos nuestro tiempo o firmamos un contrato de 47 horas laborales, elegimos nuestro vestido o fuimos castrados por las tendencias, elegimos nuestros viajes o nos dejamos llevar y finalmente sólo cambiamos de canal y revisamos las últimas publicaciones de chicas haciendo puchero, muchachos junto a vehículos que no cumplen su función y frases estúpidamente célebres…

 

¡Cargamos nuestros acentos, paisajes amados tras nuestros ojos, ritmos de corazón sonando en los oídos, el bolsillo de la camisa lleno de nuestra tierra y la fotografía de nuestros ancestros clavada en los brazos… pero quizá ya lo olvidamos!

 

Así llegamos a Idearium 4

 

Sergio Elias Ortiz. 

Primera edición del Idearium: los 20`s, el ayer (1820) el hoy estático (1920) y el futuro imaginario (2020).

 

Nuestro pasado es un recuerdo de lo que fuimos, una estadística más para imaginar (hoy en día por medio de ceros y unos), un futuro que sigue siendo incierto. El Idearium es una mirada en retrospectiva, un reflejo de nuestra sociedad, un auto-análisis de nuestro comportamiento socio-económico, político y cultural, y es, cómo el mito que navega entre las épocas, o las ondas en el agua expandiéndose hasta el infinito, un concepto que no es nuevo; Idearium es un legado dejado por aquellos que, en sus épocas, intentaron representar a una generación. De éste modo, el Idearium del 2000 intentará conectar las tres épocas, tres generaciones unidas por medio de una región, de una idea en común: el « nosotros », el « Mundo » (si es que eso significa algo), la sociedad y nuestro futuro. Tenemos las ideas de nuestros antepasados, quienes con « menos » recursos tecnológicos, lograron identificar aquello que nos hacía sociedad; los males y las bienaventuranzas de la época y una sociedad fluvial, cambiante, distinta por cada paso de sus aguas.

 

Esta primera edición del Idearium recordará y honorará el trabajo de Sergio Elías Ortiz Cortés quien iniciaría el Idearium original para recopilar el movimiento social, político y cultural de los años 20 del siglo XX; de igual manera honoraremos las ideas y el trabajo revolucionario y social de Agustín Agualongo y del pueblo Pastuso, un pueblo guerrero y valiente (ver « El Indio y el Presidente » de Sergio Elías Ortiz en la presente edición). Desde los vientos del sur, el Idearium del siglo XXI será un trabajo inspirado en las tierras donde moldearon a un pueblo, donde unos hombres dieron vida a un importante movimiento intelectual, y en donde este nuevo Idearium tendrá sus bases para lograr expandirse, no solo en el sur de Colombia, pero ojalá a muchas otras partes.

 

La generación del 2000 podría ser catalogada como la generación de lo « visual », de la « imagen ». Pasando por el Cine, la fotografía, las redes sociales, los carteles publicitarios, el internet, los teléfonos inteligentes, todo esto hace parte de un mundo que va más allá de lo físico, pero que refleja, cómo un espejo frente a otro espejo, un mise en abyme (es decir puesto al abismo, una obra dentro de una obra), la sociedad dentro de la sociedad, un estado diferente de la materia. Nuestra vida cíclica bordea estos lugares imaginarios no-físicos; la imagen digital, nos ha convertido en seres contemplativos de lo irreal que sucede en tiempo real, un instante de proyección proyectando el mundo que se encuentra allá afuera, en algún lugar del mundo físico. Si bien, estas nuevas formas de vivir nos han apartado del mundo real, al mismo tiempo han acercado a las sociedades homogeneizando, para bien o mal, los pensamientos y las culturas (podemos ver el caso del ultra capitalismo en Corea del Sur o la futura campaña capitalista de Estados Unidos frente a la apertura de relaciones diplomáticas con Cuba en este 2015).

 

El Idearium será entonces una herramienta para el pensamiento y el análisis de nuestro entorno, por lo tanto intentaremos abarcar una gran parte de las sociedades modernas del mundo, por consiguiente, un Idearium global, es decir, que se encuentra en un espacio que no tiene fronteras, en un sito dónde la información es accesible en todo momento y en todo lugar y esto significa un flujo de cultura y de contra-cultura que resonará y quizás recordará algunas de las vivencias comentadas en el primer Idearium del 20 del siglo XX y ojalá nuestros comentarios y análisis sean de actualidad cuando llegue el momento del 20 del siglo XXI. 

 

Nicolas Garzón. 

bottom of page